Un grupo de castellers ha creado un juego en línea que permite crear colles castelleres virtuales y ensayar y actuar con ellas cada semana. No tengo tiempo para apuntarme, pero me gustaría: hace muchos años formé parte de la Colla Vella de Castellers de Sitges y me lo pasé de miedo. Hacer castells es una de las actividades de cultura tradicional-popular más divertidas y estimulantes, y un fenómeno social que va más allá del folklore. Miro la web del juego y encuentro algo que me sorprende y me encanta: los nombres de las colles inventadas son mucho más cachondos que los de de las de verdad: Els musculosos del Pelayo, Els dropos de Vilassar de Dalt, Cagamandurries del Baix, Ganasus del Lokal, Xungos de Viladecamell, Xicots de casa meva, Marcianus de Sant Just, Colla Joves de la URSS, Outconsumers de Súria, Bastos de Vic, Hobbits de la Comarca, Xiquets de més enllà de la font de l'avellaner, Pelacanyes de Roquetes, Caragols del Segruà, y así sucesivamente.
Siempre me ha llamado la atenció de cómo el folklore mata las tradiciones haciendo ver que las conserva: probablemente son los castells y la cocina familiar los dos únicos elementos de cultura popular que han conseguido escapar a ese destino. Véase el drama de la sardana, que no ha conseguido hallar su lugar en la sociedad globalizada culturalmente, contrastando con la eclosión de la world music, que hace revivir fenómenos como la música agrupada en torno al Tradicionàrius o los encuentros de acordeonistas de Arsèguel, impulsados por el genial Artur Blasco.
Claro que la sardana, en su momento un invento genial de Pep Ventura, llamado a evolucionar, fue promocionada artificialmente a danza nacional de Catalunya por el clero, para hacer de ella un cortafuegos que impidiese la difusión aquí del vals y la polka, que arrasaban en Europa. Esa reaccion puritana fue, entre otras cosas, lo que condenó a la sardana a la congelación, y, aún más grave, hizo que se despreciara a las verdaderas músicas populares del país, de las que aún quedan reminiscencias muy vivas en el Delta de l'Ebre. No es una blasfemia decir que la canción popular de los Països Catalans es la jota.
Precisamente ayer hablé en mi blog de las sardanas, desde un punto de vista más sentimental, però, sí, era un baile moral, frente a otros más 'lascivos' -adjetivo que emplea Maragall, el poeta, en su famoso poema-.
Publicado por: júlia | 06/05/07 en 9:28