El término castración química es una exageracion, que va bien para escribir un titular pero no para describir lo que quiere denotar: un tratamiento hormonal que inhibe el deseo sexual. La combinación Sarkozy + periodistas de gatillo fácil es fatal para la precisión. El flamante presidente francés ha empezado a calentar la rentrée lanzando un cohete con esos colorines que --él lo sabe bien-- gustan tanto a la derecha ávida de ley y orden como a la izquierda que aspira a orden y ley. El mismo día que se publicó la propuesta de Sarko --someter a tratamiento forzoso a pederastas y violadores-- algunas oficinas de la Generalitat de Catalunya vinculadas con la salud y el bienestar social reaccionaron con ronroneos de buena acogida; el ex ministro del Interior de la vecina república sabe muy bien que el populismo no es sólo terreno de caza de las derechas sino que hay una izquierda deseosa de servir a la población tranquilidad y buenos alimentos. Y así vamos avanzando hacia una sociedad en la que la seguridad gana terreno a la libertad, pasito a pasito, eso sí, porque todos estamos de acuerdo --lo digo sin ironía-- en vivir en una sociedad más segura y librarnos de según qué enojos.
Cuando puntualizan que semejante castración no es tal sino un tratamiento hormonal, algunos comentaristas indican que no hay para escandalizarse tanto de ella, aludiendo a quienes ven en el caso una extralimitación de la justicia penal. Arguyen, con razón, que no se trata de que se empiece castrando químicamente a los delincuentes sexuales y se acabe cortando las manos a los ladrones. Claro que no; es algo mucho peor: se empieza legalizando la intrusión operativa en los cuerpos de los ciudadanos y se acaba utilizando la psiquiatría penal como arma de ley y orden.
Exageración por exageración, me parece más plausible la segunda: ahí está el internamiento en un psiquiátrico de una periodista que critico a Vladimir Putin por el asesinato de Anna Politovskaia. Por supuesto que no existe tal amenaza entre nosotros. Pero sí otra: los poderes públicos que se quieren progresistas consideran que la ciudadanía debe ser educada en un mayor civismo, y se aplican a la tarea sin incorporar los exquisitos escrúpulos que existen en otras sociedades, de raíz cultural protestante y con historia de individualismo democrático, donde hay una justificada prevención ante la intromisión del estado en las libertades personales.
Esa vocación de pedagogía social deviene inquietante cuando se suma a una exigencia pragmática: ofrecer a la ciudadanía sensación de seguridad y de que se esá trabajando en lo que la preocupa. Reducido el ciudadano a la condición de votante cuatrienal, desprovisto de armas para la acción sociopolítica, le resta sólo el asentimiento o el rechazo. ¿Y quién va a discrepar de lo que, a primera vista, se hace por nuestro bien? El ciudadano honrado y bienintencionado que no es activo en el debate y la lucha sociopolítica "sabe" que los violadores han de ser castrados como sea, que los incívicos han de ser reprimidos, que los inmigrantes traen delincuencia y que las antenas de telefonía móvil provocan cáncer. Los gobiernos progresistas proveen medidas de seguridad pero no el necesario debate social sobre el equilibrio entre seguridad y libertad.
Hace unos cuantos días, con motivo del cumplimiento de pena de un violador, se propuso con toda seriedad no ponerle en libertad a causa de la "presunción fundada" de que volvería a delinquir. Es decir, rechazamos la guerra preventiva pero admitimos la penalización preventiva con todo el desparpajo. La castración química es una penalización preventiva pero mucho más: es la intromisión del Estado en el espacio personal somático inviolable del ciudadano democrático, último reducto, junto con la conciencia, de la libertad y la dignidad personal, motivo por el cual las leyes democráticas y los seres civilizados abominan de la tortura, tanto la física como la psicológica. Propóngala la derecha autoritaria o tolérela la izquierda benevolente.
Totalmente de acuerdo. Las libertades personales estan siempre en peligro. Religiones organizadas y poderes politicos como elementos fundamentales de intrusion. Ambas instituciones parecen basarse en la premisa de que hay que controlar al projimo, sea para proteger la convivencia o para salvarle de una eterna condenacion.
Occidente ha visto una relativa expansion de las libertades por corto tiempo (supongo que desde la Ilustracion), alcanzando el cenit en el comienzo de este siglo; pero desde el 9/11 vamos en retroceso.
El problema es que de la libertad personal no se hace campaña, precisamente porque en su etica no cabe el proselitismo, y mientras tanto los inquisidores avanzan.
Publicado por: Clara | 27/08/07 en 16:37
Clara, te sorprendería saber que hay religiones que no sólo no quieren controlar al ser humano, sino que aspiran a que se libere de controles (incluidos algunos autocontroles) de una puñetera vez.
Publicado por: Jaume | 27/08/07 en 23:40
Jaume, Gabriel te puede decir que estoy familiarizada con ellas, sólo que no las llamo "religiones organizadas" o no son todo lo liberadoras que parecen. Un cordial saludo.
Publicado por: Clara | 28/08/07 en 3:01
Es que las hay que sí son organizadas...
Publicado por: Jaume | 29/08/07 en 0:12
Tercio en el diálogo para introducir una aclaración: Jaume se refiere a www.uua.org y Clara, a http://www.simhas.org/dudjom.html. A ver si os es útil para continuar conversando.
Publicado por: Gabriel Jaraba | 29/08/07 en 13:27
http://www.simhas.org/dudjom.html (sin el punto al final). Gracias Gabriel. Si, hay tradiciones espirituales que se apoyan mas en la experiencia intima de lo trascendente que en la burocracia y los dogmas. Seguramente el enfoque de UU es muy fresco a este respecto y vosotros lo conoceis por dentro (yo solamente de algunas lecturas) y cabe entre las tradiciones "despertadoras" que menciono. Aun asi, no creo en "las religiones", en plural, sino en la capacidad del ser humano de realizar la unidad de vida, ser e inteligencia en la que existe (llamese "religion", en singular y sin etiquetas, o no). Una vez pluralizadas, "las" religiones, no son mas que interfaces, medios, lenguajes que apuntan a esa realidad trascendente que nunca se realiza "afuera" del ser. Yo, por ejemplo, "hablo" Dharma (budismo) y Vedanta (hinduismo), pero eso no me hace mas santa ni sabia que otro que "hable" cristianismo o islam; como hablar catalan, ingles y castellano no me hace mas conocedora del mundo que quien habla chino o ruso.
Publicado por: Clara | 29/08/07 en 14:51
Al margen de las consideraciones que haces, que comparto y no podría mejorar sin reflexionar, Sarkozy siempre se ha distinguido por sus guiños efectistas porque siempre le ha gustado el patio de butacas. Pero tienes razón, empiezan metiendo el dedo y acaban atragantándonos, con la derecha o con la izquierda. ¡Qué políticamente solos estamos! Buen trabajo, compañero. Saludos.
Publicado por: migramundo | 29/08/07 en 19:18
El programa electoral de Sarkozy fue su carrera como ministro del Interior. Pero esos guiños efectistas tienen una intención muy larga: no son sólo para consumo interno sino que están destinados a alentar una nueva derecha paneuropea que justo ahora empieza a verse las alas: véase el entusiasmo que el tío despierta en los columnistas del Avui, sean simpatizantes de Convergència o de Esquerra Republicana. O los revoloteos de Maragall en los aledaños del pujolismo, con la vista puesta en el reencuentro de la democracia cristiana y la socialdemocracia. En esas tesituras, las sarkozadas dejan de ser salidas de pata de banco para ser consideradas realpolitik por unos y por otros. Pronto lo veremos. De momento, Angela Merkel ya ha colado plenamente.
Publicado por: Gabriel Jaraba | 29/08/07 en 21:06