En su columna diaria en El País, Enric González se refería ayer a la reconversión profesional de los periodistas en la actual crisis de la prensa impresa, con lo que, a mi entender, es una visión extrañamente clarividente comparada con lo que se publica y se dice en los medios de quiosco. Unos párrafos:
Persiste la creencia de que la crisis de la industria de la información, o sea, de los periódicos, se debe a una transformación tecnológica, y que sólo hace falta trasladar el sector a un nuevo carril. Falso. La transformación tecnológica ha reventado las bases de la prensa tradicional y hay que cambiarlo todo. Lo de menos, ahora mismo, es la informática.
Los anunciantes no volverán a hacer cola ante los periódicos, ni volverán las ventas masivas. La publicidad funciona mejor en las redes sociales y el público se ha acostumbrado a obtener de forma gratuita la información que le apetece. Para sobrevivir, los diarios, en papel o en pantalla, deberán encontrar un tipo de cliente dispuesto a pagar una cantidad notable por un producto que les resulte atractivo. No imprescindible, a veces ni siquiera necesario: atractivo.
En los últimos años, la prensa escrita ha sido propensa al error. Sus clientes se llaman lectores, pero ha optado por acortar los textos para evitarles la molestia de leer. Sus clientes buscan lo que no encuentran gratis en televisión, pero ha optado por competir con la tele multiplicando el despliegue gráfico. Sus clientes se sienten parte de una minoría más o menos selecta, pero ha optado por ofrecerles temas más fáciles y "populares". Sus clientes piden más, pero, para recortar costes, se les ofrece menos.
Primero habrá que desandar lo andado. Luego ya hablaremos de reconversiones
Para celebrar la agudeza de mi amigo Enric, me pongo a releer una de las grandes novelas de su padre, otra gloria de nuestro Poble Sec: Francisco González Ledesma y Las calles de nuestros padres.
Lúcidas reflexiones. En otro campo profesional, el educativo, se vende como innovación la simplificación de los mismos ejercicios de siempre haciéndolos a través del ordenador. En todos esos casos no hay verdadera renovación sinó ese traslado de unas cosas a otros medios, simplificando y sin ofrecer ninguna novedad sustanciosa.
Publicado por: Júlia Costa | 14/10/09 en 22:29
El error consiste en creer que se trata de cuestiones tecnológicas y no tecnosociales, como sucede en realidad. Es un reduccionismo simplista, como simplista y reducida es la visión que los "líderes" políticos actuales tienen de la realidad (mentalidad del político de hoy: concepción burocrática de la sociedad + sentido de la oportunidad cortoplacista + un somero condicionante ideológico).
Publicado por: Gabriel Jaraba | 15/10/09 en 12:12
Notable el debate de ayer en "Mil·lenium" sobre el futuro del periodismo. Dos de los señores de la tertulia demostraban no tener ni idea de cómo funcionan las redes sociales y la verificación de noticias en Internet, quedándose con el tópico de que "en Internet se puede decir cualquier cosa y cuela como verdadera", mientras que Arcadi Espada defendía que era menos fiable el periodismo tradicional que el digital y que el soporte papel estaba muerto. Sin embargo, unos y otro obviaban lo que realmente puede estar sucediendo: que lo que está obsoleto en la era Internet no son los periódicos, sino los periodistas (o lo que aún hoy entendemos por periodistas, que son unos señores/as con título universitario en el bolsillo y que trabajan en una redacción).
Publicado por: Jaume | 23/10/09 en 11:57